
Ignacio Camacho ha bajado hoy de las alturas de la rúbrica para sentarse con los alumnos del Máster que ABC imparte en sus instalaciones. Recién llegado de una comida de compromiso, el otrora director de esta casa, ha analizado la situación de la prensa española y de la coyuntura de los medios en la era Internet. Hoy, además, ha salido la tercera oleada del EGM (de la que Ignacio Camacho no ha hablado) en la que ABC ha conseguido mantener 662.000 lectores y en la que el Grupo Vocento se ha convertido en el grupo de comunicación multimedia líder en prensa española. Pero aun así, para Ignacio Camacho vivimos momentos de «crisis», entendida en el sentido griego de la palabra, es decir como un cambio trascendental.
El columnista, respecto a esto, afirma que nadie tiene certezas sobre el futuro del periodismo: «Quienes toman las decisiones tampoco las tienen pero las toman». Lo que sí tiene claro es que las empresas de prensa escrita han cometido errores imposibles de subsanar: primero publicaron contenidos gratuitos en Internet; después erraron en preguntarse por qué la gente no compra los periódicos cuando lo que deberían haberse preguntado es el porqué los compran.
Camacho está convencido de que no hay forma de conseguir en Internet los ingresos necesarios para mantener el negocio del papel. Sin embargo, tal y como afirma, el prestigio se encuentra en la prensa impresa. Una prensa que se ha dejado llevar por su público hacia al partidismo, olvidando que su principal objetivo eran las ideas. «La prensa de España es una prensa de ideas», asevera. El lector busca en el periódico el contraste de su realidad y eso es lo que vende ejemplares. De todas formas recalca que la prensa, a la que respeta al margen de partidismos, tiene que ser contundente en los principios y dúctil en las formas. En otras palabras, «el periódico es su marca y cuando un cliente lo compra está compartiendo una forma común de ver la vida».
Internet ha hecho un flaco favor en este sentido. «Internet es especialmente promiscuo», afirma. En la red todo vale porque todo es gratuito, incluido el insulto. En la prensa escrita no ocurre esto y añade: «en Internet el público picotea y deja su cagadita en varios medios de forma anónima». Entre sus conclusiones Camacho destaca que la salvación está en una especialización cuyo coste nadie quiere asumir.
También hubo tiempo para hablar de Wikileaks: «sobre este tema yo me pongo de perfil, como el ABC. Wikileaks no es periodismo, es información robada y comprada en el mercado negro»
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